Un día como cualquier otro aquel hombre tomó la decisión de hacer un riguroso boto de silencio, después de darse cuenta que sus palabras eran claramente más desagradables que las del resto. Encendió un cigarrillo. Dio tres pasos hacia adelante y tuvo una chispa de inspiración. Recordó que los mimos son mudos y absolutamente más desagradables que él.
Lo siento por ti amigo, tendrás que idear otro plan.
miércoles, 11 de junio de 2008
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